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Santa Cruz de la Sierra: donde los paisajes, sabores y el calor se encuentran

  • Foto del escritor: Alejandra Ticona Sea
    Alejandra Ticona Sea
  • 25 nov 2024
  • 3 Min. de lectura

Por: Alejandra Ticona Sea


El Alto, 25 Nov. (Noticias Con Altura).- El 29 de enero de 2023, a las 10 p.m., partí desde El Alto rumbo a Santa Cruz, un destino que había estado esperando conocer durante mucho tiempo. Las vacaciones universitarias me dieron la oportunidad de explorar una ciudad distinta, con clima y cultura diferente a la que estoy acostumbrado en La Paz. Aunque había escuchado muchas cosas sobre Santa Cruz, algunas positivas y otras negativas, la verdad es que tenía muchas expectativas. La curiosidad me ganó, y al subir al bus, una mezcla de emoción y misterio invadió mi mente. ¿Cómo sería la gente? ¿Cómo sería la ciudad? Pensaba mientras me acomodaba en un autobús nuevo, que por cierto, estaba súper cómodo, algo que agradecí mucho porque, para un viaje largo, la comodidad era esencial.


Partimos de noche y el clima en El Alto estaba fresco, con algo de lluvia. La travesía comenzó con el ruido de las ruedas del autobús y el bullicio de los pasajeros. Me senté junto a la ventana, pero debido a la noche, no pude ver nada del paisaje; sin embargo, el calor que empezaba a sentirse por la calefacción del autobús me hizo recordar que pronto llegaría a un lugar donde el clima sería muy diferente.


El viaje fue tranquilo, aunque no pude dormir, ya que el calor en el autobús se volvía pesado. A la mañana siguiente del 30 de enero alrededor de las 6 a.m., estábamos en Cochabamba, y tomamos otro autobús que saldría hacia Santa Cruz a las 8 de la mañana. Ese día, ya con el sol arriba, pude ver un paisaje que me dejó sin palabras. ¡Todo era verde! Los campos y la selva, todo parecía ser un contraste radical a los paisajes fríos y áridos que estoy acostumbrado en La Paz.


A lo largo de la ruta, el autobús paraba cada tanto para que vendedores subieran ofreciendo todo tipo de productos, desde bocadillos hasta jugos frescos. Entre las cosas que vi, los vendedores ofrecían somos (un jugo muy popular en Santa Cruz, hecho con jugo de frutas frescas, como el de guaraná o piña) que me refrescó enormemente. Pasaron horas y las horas parecían detenerse mientras el paisaje seguía sorprendiéndome con su verde inabarcable.


Finalmente, alrededor de las 7 de la noche, llegué a Santa Cruz. El calor era mucho más intenso de lo que había imaginado. Al salir de la terminal, el aire cálido me envolvió, y mi primer deseo fue encontrar un lugar para descansar. Me hospedé en un hotel sencillo, y la primera cosa que hice fue darme una ducha fría para aliviar el calor sofocante.


Lo primero que noté fue que, a diferencia de lo que pensaba, la gente en Santa Cruz no era tan cálida como me habían dicho. Aunque la ciudad es conocida por su desarrollo y crecimiento, la gente no me pareció tan amigable al principio. Pero no dejé que eso me afectara; mi objetivo era disfrutar del lugar.


En mi segundo día, 31 de enero, me dirigí a algunos lugares emblemáticos de la ciudad, como el Parque Urbano Central, un lugar muy popular para caminar y relajarse entre tanta vegetación. También visité el Centro Histórico de Santa Cruz, donde la Plaza 24 de Septiembre se convirtió en mi punto de referencia, rodeada de edificios coloniales y el majestuoso Templo de la Virgen de Cotoca, una de las iglesias más importantes de la ciudad.


En cuanto a la gastronomía, quedé completamente enamorado de la comida cruceña. Probé el famoso majado de yuca con charque, una de las comidas más tradicionales. El locro cruceño también me sorprendió, con su sabor tan único, y para el postre, no podía irme sin probar los sonso, un dulce hecho de yuca, muy típico de la región.


Otro plato que me cautivó fue el plato de lechón, acompañado de arroz con maní y ensaladas. Todo esto me hacía pensar en lo diferente que es la comida cruceña, con una fusión de sabores tropicales y tradicionales que no había probado antes.


A lo largo de mi estadía, disfruté del clima cálido y la buena comida, lo cual me dejó satisfecho con la experiencia. Santa Cruz, con sus diferencias respecto a La Paz, me mostró una nueva cara de Bolivia que no conocía. Volví a La Paz el 1 de febrero, con recuerdos agradables y la sensación de haber conocido un rincón de mi país que, aunque diferente, es igualmente fascinante.


Mi visita a Santa Cruz me dejó una gran impresión. Cada lugar tenía algo único que ofrecer, desde la calidez de su gente hasta la belleza de sus paisajes. Aunque las diferencias entre La Paz y Santa Cruz son evidentes, me sentí afortunado de haber tenido la oportunidad de conocer esta parte de Bolivia.


                 

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