Mario Sea Casas: Una vida que dejó huella
- Alejandra Ticona Sea
- 25 nov 2024
- 2 Min. de lectura

Por: Alejandra Ticona Sea
El Alto, 25 Nov. (Noticias Con Altura).- Mario Sea Casas nació el 10 de diciembre de 1975 en La Paz, Bolivia, como parte de una familia numerosa con cinco hermanos. Creció en un entorno lleno de valores familiares, donde desde joven demostró una gran habilidad para relacionarse con los demás. Su infancia estuvo marcada por el esfuerzo, la convivencia cercana con su familia y una actitud siempre abierta para aprender y crecer.
Mario realizó sus estudios escolares en el Colegio Díaz Villamil, y tras graduarse, cumplió su servicio militar en el cuartel de Riberalta, donde aprendió disciplina y fortaleció su carácter. Más adelante, decidió capacitarse como soldador en INFOCAL, una elección que definiría su camino laboral. Durante su vida, trabajó en múltiples proyectos de soldadura, ganándose el respeto y la admiración de sus colegas por su habilidad y compromiso en el trabajo.
A lo largo de su vida, Mario fue conocido por ser una persona jovial y afectuosa. Siempre dispuesto a apoyar a quienes lo rodeaban. Tenía un vínculo especial con sus sobrinos, a quienes cuidaba y mimaba con mucho amor. Su capacidad para generar confianza y su empatía lo hicieron una figura querida entre amigos y vecinos.
A los 25 años, su vida se vio marcada por las consecuencias de malas decisiones. Influenciado por amistades negativas, desarrolló hábitos que afectaron gravemente su salud. Con el tiempo, los excesos le pasaron factura, y tras experimentar intensos dolores físicos, decidió consultar al médico, donde le diagnosticaron cirrosis hepática. Aunque la noticia lo golpeó profundamente, Mario no dejó que la tristeza lo venciera y continuó mostrando su resiliencia y fortaleza interna hasta el final.
El 15 de agosto de 2003, su historia llegó a un desenlace inesperado. Esa noche, tras retirarse a descansar, su madre y hermana lo encontraron sin vida. La noticia fue un golpe duro para su familia, quienes lo recuerdan como un hombre que dejó una huella imborrable a través de su bondad y el amor que entregó.
Mario Sea Casas dejó un legado de lecciones sobre la importancia de cuidar nuestras decisiones y valorar cada momento. Aunque su vida fue breve, el impacto que tuvo en quienes lo conocieron sigue vivo, y su memoria permanece como un ejemplo de generosidad y cariño incondicional.
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