Huarina: Un Pueblo que Vive Día a Día con Sus Tradiciones

POR: Joceline Lilian Quispe Sanchez  

El Alto , 13 de Nov.( Noticias con Altura) G. I.

Huarina es un pueblo a una hora de viaje desde la terminal interprovincial de El Alto situado a orillas del lago Titicaca, donde cada día se vive entre las tradiciones que han pasado de generación en generación. Aquí, el tiempo parece ir más despacio, pero la vida sigue su curso con el trabajo, las fiestas y la conexión con la naturaleza. 

Desde temprano, Huarina ya está en actividad. El sol apenas se aparece, y las personas ya están trabajando en sus campos o preparando sus productos para la feria. El lago, tranquilo y lleno de vida, refleja las pequeñas embarcaciones que salen a pescar, mientras el sonido de las aves acompaña las actividades diarias. 

La feria comunitaria es uno de los lugares más vivos del pueblo de Huarina . Allí, las familias venden productos típicos como las papas, el chuño, el queso y los tejidos hechos a mano. Los vendedores y compradores se saludan con familiaridad, pero siempre hay alguien dispuesto a hablar sobre las dificultades que enfrenta la comunidad, como la falta de recursos o los problemas de transporte. A pesar de todo, la gente sigue adelante, con una gran esperanza de que las cosas mejorarán. 

Cada año, las fiestas de Virgen de Rosario y Señor de mayo que se lleva cada 3 de mayo el pueblo se llenan de color y música las calles de Huarina. Durante estos días, los habitantes bailan y tocan instrumentos tradicionales, recordando la importancia de sus creencias y celebrando su identidad. Es un momento en el que todo el pueblo se une para disfrutar y compartir con los demás. 

Además, cada mañana, las personas del pueblo se reúnen para intercambiar hierbas medicinales, que son esenciales para el día a día. Los niños juegan en las plazas mientras los adultos conversan sobre la vida, los recuerdos y los cambios que han vivido. Los ancianos, con su sabiduría, siempre tienen algo que contar, y su presencia en las plazas es una parte importante de la vida social del pueblo. 

En Huarina, cada día es una fusión de trabajo, tradición y comunidad. Aquí, el tiempo no se mide por el reloj, sino por las estaciones, las fiestas y los pequeños momentos que unen a la gente. Es un pueblo que, aunque enfrenta muchos desafíos, sigue siendo un lugar lleno de vida, de historia y de esperanza.