Alejandra Coarite Yujra: Resiliencia y amor incondicional de una madre
- Alejandra Ticona Sea
- 26 nov 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 nov 2024

Por: Rosa María Mamani Coarite
El Alto, 26 Nov. (Noticias Con Altura).- Alejandra Coarite Yujra nació el 3 de mayo de 1963, en una época y un entorno donde las expectativas sociales para las mujeres eran muy diferentes a las de hoy. Como hija mayor, asumió desde temprana edad la responsabilidad de cuidar de sus hermanos, lo que forjó en ella un sentido de deber y sacrificio que la acompañaría a lo largo de su vida.
A una edad joven, tomó la valiente decisión de escapar de casa en busca de una vida diferente. Fue en ese camino donde conoció a Mario Mamani Quispe, con quien formó una familia y tuvo nueve hijos. Sin embargo, la vida no fue fácil para ella. A pesar de su amor por la familia, la infidelidad la llevó a considerar la separación cuando esperaba a su tercer hijo. Sin embargo, su madre, atada a las costumbres y tradiciones de la época, le aconsejó que se quedara, lo que reflejó las limitaciones que muchas mujeres enfrentaban en su búsqueda de independencia.
La vida le presentó desafíos aún más duros. Perdió a uno de sus hijos, un dolor que la marcó profundamente y que nunca pudo olvidar. Posteriormente, su pareja murió, dejándola sola con ocho hijos a su cargo. En ese momento, mi madre se convirtió en madre soltera, un título que asumió con una mezcla de orgullo y resignación.
A pesar de las adversidades, Alejandra nunca se rindió. Se dedicó a trabajos de limpieza, esforzándose día tras día para asegurar que sus hijos tuvieran lo necesario para salir adelante. Sacrificó su juventud y sus propios sueños por el bienestar de su familia, convirtiéndose en un ejemplo de resiliencia y amor incondicional.
Cada sacrificio que hizo fue una inversión en el futuro de sus hijos. A través de su trabajo arduo y su dedicación, les enseñó el valor del esfuerzo y la importancia de la unidad familiar. Aunque su vida estuvo llena de dificultades, siempre mantuvo la esperanza de que sus hijos pudieran tener oportunidades que ella no tuvo.
Hoy, al mirar hacia atrás, veo a una mujer fuerte, valiente y decidida. Alejandra no solo es una sobreviviente; es una guerrera que ha dejado una huella imborrable en nuestras vidas. Su historia es un testimonio del poder del amor maternal y del sacrificio, y siempre será una fuente de inspiración para mí y para todos los que hemos tenido el privilegio de conocerla.
Comentarios